De l’élaboration à l’impression du Michna Beroura

Desde la elaboración hasta la impresión del Mishná Berurá

El increible testimonio del Rav Arié Leib Hacohén, el hijo del "Jafetz Jaim".

Como él mismo lo declaró, su hijo, el Rav Arié Leib Hacohén cuenta que cuando el “Jafetz Jaim” decidió de emprender el proyecto de explicar y aclarar las enseñanzas del “Shulján Aruj”, él se dirigió a los grandes eruditos de su siglo para que lo apoyen y lo respalden en esta obra inmensa de análisis y de síntesis de todas las determinaciones sobre la parte “Óraj Jayim”.

Si bien todas las personalidades importantes de esa época le habían ofrecido su apoyo, ninguna de ellas estaba dispuesta a sacrificar su estudio y una buena parte de su vida y de sus responsabilidades a este punto, y el “Jafetz Jaim” fue él único que se prestó a afrontar un reto al cual él dedicó veintiocho años de su vida.

Un siglo después de la publicación del sexto y último tomo del  “Mishná Berurá“, la obra del “Jafetz Jaim” es hoy la definitiva referencia en lo que concierne a la primera parte del “Shulján Aruj”, la cual comienza con las reglas de conducta a seguir desde el momento en que uno se levanta para servir a su Creador y que concluye con la exposición de las últimas fiestas del calendario judío, Janucá y Purim, con el simán 697 “Hiljot Meguilá”.

El descubrimiento de una página del Mishná Berurá por el Rav Griz Halevi de Brisk.

Yo era todavía un niño cuando me llamó mi padre, ensimismado en la lectura de los folios. Él deseaba que yo también, pudiera contemplar la grandeza de esta obra en la que trabajaba el Jafetz Haim.

Sin embargo, el Mishná Berurá no es una simple compilación de leyes y de costumbres. Al contrario, es ante todo un comentario del Shulján Aruj a la luz de los últimos más grandes legisladores de la época moderna.

Le contó el Gaón Rav Zeev Halevi Soloveichik al Rav Iser Zalman Meltzer, que cuando él se encontraba todavía en Europa, su padre, el Rav Jayim Soloveichik de Brisk, había recibido un día de la parte del “Jafetz Jaim” algunas páginas del Mishná Berurá para que pudiese apreciar el avance del trabajo: “Yo era todavía un niño cuando me llamó mi padre, ensimismado en la lectura de los folios. Él deseaba que yo también, pudiera contemplar la grandeza de esta obra en la que trabajaba el “Jafetz Haim”. Me acerqué y tras haber ojeado el contenido del cuaderno, dije con cierta prisa: ¡Qué compendio más maravilloso !
Al escuchar esas palabras, mi padre volvió la cara hacia mi y me fijó sus ojos con una mirada de reproche que él no intentó ocultar. ¡Un compendio! se exclamó. ¿Sólo un compendio tú ves aquí?
¡Se trata de un trabajo de esclarecimiento y de análisis de todos los comentaristas del Shulján Aruj, desde el primero hasta el último !
Es sabido que cuando mi padre se enojaba, tenía la furia de un león. Para él, atribuir ese calificativo al Mishná Berurá era una expresión de una falta total de respeto y la de una señal de insolencia. Me acordaré siempre de aquel instante”.

Más de 10 años junto a su padre...

El Rav Arié Leib Hacohén se pasó más de diez años con su padre para compartir con él el estudio previo a la redacción del Mishná Berurá.
Él explicó que cuando su padre y maestro entablaba el análisis de una u otra ley, empezaba primero por los versículos de la Torá con los comentarios correspondientes de los Sabios de la Mejilta, del Sifra y del Sifré.
Después, estudiaba el Targum, Rashí y Rambán.

El Rif constituye por así decirlo la Guemará del Rambam

Luego abordó los pasajes de la Mishná y la Guemará que tratan el tema antes de profundizar en los Rishonim y llegar a las conclusiones del Shulján ‘Aruch y sus comentaristas.
El Jafetz Jaim siempre estudió el Rambam siguiendo al Rif. A menudo decía de este último que constituía, por así decirlo, la Guemará del Rambam, y que lo que uno apenas había mencionado, el otro desarrolló su alcance, ciertas palabras del Rif, a veces lacónicas, fueron sacadas a la luz con mayor frecuencia por la pluma. del Rambam.