Un compañerro de estudio...
Cuando ocurría que él estudiaba solo, cuenta el Rav Arié Leib, su padre tenía la costumbre de exponer el debate a voz alta trayendo las opiniones opuestas y las diferentes reflexiones que surgían en el curso del análisis de los textos, tal que cualquier persona que estuviera del otro lado de la puerta podría imaginarse completamente que el “Jafetz Jaim” se encontraba en compañía de alguien que estudiaba e intercambiaba con él las opiniones.
El día de estudio del Jafetz Jaim
El padre y el hijo habían fijado su estudio común desde las trece horas hasta las veintiuna horas, y cuando acababan, el “Jafetz Jaim” se iba todavía a estudiar un par de horas con su yerno, Rav Aharón Hacohén. Sólo tarde de noche, se prestaba a rezar Arvit y a tomar su primera verdadera comida del día.
A pesar del cansancio, el “Jafetz Jaim” se negaba siempre a parar, y era solamente cuando su hijo le insistía de poner unos minutos la cabeza sobre la mesa, que el Rav aceptaba de cerrar los ojos un cuarto de hora antes de despertarse solo, impidiendo de dormir más.
Una tarea a cumplir sin descanso
La meta que él se había fijado de acabar todo el comentario de la parte “Óraj Jayim” del Shulján Aruj, él la tenía como una tarea a cumplir; mientras la labor no se termine, ella constituía para él un yugo que reposaba sobre su nuca.
Con el fin de no sentir la necesidad de dormir, el Rav evitaba de comer y saciarse el mediodía, y al acercar la noche, la Rabanit le servía por lo general un simple plato de patatas.
Si hubiese comido carne todos los días, ¿lograría yo legar a escribir el Mishná Berurá?
El Jafetz Jaim a uno de sus alumnos
Al lado del Mishná Berurá y del Beur Halajá tal como los conocemos hoy día, existen miles de textos y de reflexiones que el “Jafetz Jaim” decidió de no publicar.
El Rav Arié Leib contó que varias veces preguntó a su padre :
« ¿Acaso la futura generación será consciente de los esfuerzos que se han invertido y de todo lo que se ha puesto de lado para la redacción de tal o tal simán ? »
El “Jafetz Jaim” le contestaba entonces :
¿Y qué te hace si efectivamente la futura generación no sepa nada? ¿Acaso nosotros esperamos gente que nos agradezca? Es por la gloria de Hashem que estamos haciendo todos estos esfuerzos, y Él, ¡Él lo ve!
El Jafetz Jaim a su hijo Rav Arie Leib