El nacimiento de su reputación

Agudat Yisrael

En 1870, el Rav Israel Meir y su familia vuelven a Radun y permanecieron allí un buen tiempo. Abandonaron esta localidad en el año 1915, debido a los combates que enfrentaban a Rusia y Alemania en Bielarrusia. Estuvieron obligados a huirse e instalarse con una parte de la yeshivá en Yirut, en la Rusia cercana.
Será cuando el Jafetz Jayim fundará en 1917 la asociación judía ortodoxa “Agudat Yisrael” (La unificación de Israel), con el fin de reunir el conjunto del mundo judío religioso de Rusia contra el peligro de la secularización y del socialismo que estaba en auge en la Europa oriental.
(El Jafetz Jaim abrió el primer el primer congreso de la asociación con un célebre discurso pronunciado en Viena en el año 1923, y en el año 1925 fue nombrado lider de la “Junta de las yeshivot”, organismo que dirigía todas las yeshivot de Polonia, muy numerosas en aquella época).

El mantenimiento de un verdadero judaismo en el corazón del exilio y de la tempestad que ya soplaba en Europa

Hafets-min

Una de las personalidadaes judías más importantes.

Desde la aparición de sus primeras publicaciones, la reputación del denominado Jafetz Jaim no ha cesado de crecer en el seno de las comunidades judías de Europa del Este.

El Rav Israel Meir Hacohén ha sido muy rápido considerado como una de las más importantes personalidades judías de su época, tanto por sus determinaciones halájicas como por su figura de lider indiscutido del pueblo de Israel, aunque será solamente al final de su vida que él fue reconocido por sus pares como el último gran dictaminador (posek ajarón).

Si el Jafetz Jaim es todavía hoy tan popular, es por supuesto por su influencia tanto sobre su alrededor como sobre otros sabios eminentes de Israel, y debido a sus escritos que cubren todos los dominios del pensamiento judío, de la Halajá y del Musar.
Sin embargo puede ser también porque el Jafetz Jaim llegó a hacer accesible a las próximas generaciones un cierto número de reglas necesarias para mantener un verdadero judaismo en medio del exilio y de la tempestad que soplaba ya en Europa.
Su sabiduría por supuesto, y su mansedumbre, su humildad y su humanismo, en particular hacia los simples judíos del poblado (shtetl) son un rasgo de carácter que encontramos a lo largo de sus obras.

Como él lo explica en su prefacio del “mishná berura”, el rav vio la angustia y el sufrimiento de Israel, el hecho de que cuando una persona necesita saber concretamente de qué manera actuar, tal o tal regla no está explicitamente en el “Shulján Aruj“.
Es esta la razón por la cual todos sus escritos están dirigidos a primera vista hacia aquellos que no han tenido la posibilidad de estudiar los textos en profundidad, es decir, hacia ese público que iba creciendo en el principio del último siglo, que expuesto a las pruebas de ese siglo, comenzaba a dar la espalda al sentido que reviste la existencia judía.
Desde ese punto de vista, el “Mishná Berurá” ha sido, sin ninguna duda, un gesto de salvamento que se pudo dar, gracias al amor profundo que el “Jafetz Jaim” sentía por cada chispa de Israel.